¡Llegó el día del farol y Ana no puede estar más emocionada! Todos los años, ella va junto con su familia y amigos a esta fiesta luminosa, pero este año es muy especial porque puede cargar su propio farol sin ayuda de su mamá. ¡Esto la emociona mucho!
Hace algún tiempo, comenzaron a preparar sus faroles con su mamá y su hermana. Las tres hicieron un trabajo muy hermoso, y Ana está muy orgullosa de cómo quedó su farol. Escogió hacerlo de color rosado con estrellas doradas porque le encantan las estrellas. Le recuerdan que Dios hizo a cada una de ellas muy especial y diferente; ¡ninguna estrella es igual a otra! Y eso le demuestra que cada persona es muy especial y valiosa para Dios, tal como las luces del cielo.
En este día del farol, Ana y Lila preparan su ropa para la noche, ya que hace frío y necesitan estar abrigadas durante la caminata. Antes de salir, ayudan a mamá a dejar todo listo para la cena y poner la mesa. Después de la caminata, vendrán a su casa con sus amigos.
“Ñaña, el próximo año podrás cargar tu propio farol. Por ahora, estoy feliz de que me ayudes a cargar el mío”, le dice Ana a Lila.
“Así es, Lila, tus estrellas quedaron muy bien”, la anima su mamá.
Llegó la hora de salir. Juntos se dirigen a la calle donde tendrá lugar la caminata y esperan a que comiencen a sonar las campanas de las iglesias, que indican el inicio de la marcha.
No tardan en sonar las campanas, y todos, a una sola voz, comienzan a cantar: “Laterne, Laterne”. Las luces de los faroles iluminan toda la calle, y se siente la energía en el aire. Ana levanta la vista hacia el cielo estrellado y agradece a Dios por este hermoso día soñado. Cada lucecita le recuerda que todos tenemos un pedazo de cielo en nuestro interior y podemos brillar e iluminar la vida de los demás.
Las voces comienzan a sonar más fuerte y sacan a Ana de sus pensamientos. Ella regresa para ver a su hermana, que felizmente le ayuda a cargar el farol mientras canta a todo pulmón y se da cuenta de que están muy cerca de la plaza principal, donde se encontrarán con sus amigos. A lo lejos, alcanza a ver a Rubí, su mejor amiga, y salta de emoción. Ella también carga un farol lleno de estrellas.